¿Por qué el vapor que exhala el agua amarilla no es amarillo también?
La respuesta es que cuando el agua se convierte en gas o vapor, es decir, cuando se evapora, abandona las sustancias que se hallan disueltas en ella.
En el caso de la lluvia, el Sol evapora el agua de los mares, mas no las sales que tiene en disolución; y en el caso del agua amarilla queda, como residuo, la sustancia amarilla a que debe su color, cuando el agua se convierte en vapor. Esta propiedad del agua es de suma trascendencia e importancia, pues nos enseña que, mediante la evaporación, estamos siempre obteniendo nuevos repuestos de agua pura que no posee en disolución sustancia alguna, y puede disolver, por lo tanto, otras sustancias. Sabemos que gran parte de los beneficios que el agua nos reporta se debe a su poder disolvente; pero la cantidad que de cada sustancia puede disolver el agua tiene un límite, como podemos comprobar nosotros mismos con un poco de agua y cierta cantidad de sal común o de azúcar. Si el agua no propendiera siempre a evaporarse y dejar como residuo las sustancias que tiene en disolución, su poder para disolver siempre cosas nuevas pronto tocaría a su fin; y los químicos no sabrían cómo obtener agua pura, como no fuese por el largo y costoso sistema de fabricarla mediante la combinación de los dos gases: el hidrógeno y el oxígeno.
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