¿Perecerá el último hombre por falta de oxígeno?


Hase dicho que el oxígeno del aire se va consumiendo lentamente, que va aumentado la cantidad que en éste existe de anhídrido carbónico y que a la larga este gas, que es más denso que el aire, llenará los valles y lugares bajos, y los hombres tendrán que trasladar su residencia a las montañas.

Como crecerá gradualmente este océano de anhídrido carbónico, los hombres se verán obligados a elevarse más y más en busca del oxígeno que le es indispensable; los habitantes del globo se harán cada vez más escasos hasta que, por fin, el último perecerá asfixiado, buscando aire en la cumbre de alguna elevada montaña.

Pero se observa generalmente que cuando en la Naturaleza hay algo que parece que marcha hacia su fin en una dirección determinada, existe siempre otra cosa que viene a compensarlo; y esto es lo que sucede con el oxígeno y el anhídrido carbónico del aire. Cuando la cantidad de este último tiende a aumentar, el mar absorbe su exceso, de suerte que el temor de que tengamos que subir a las montañas en busca de aire oxigenado, carece de fundamento. Por otra parte, el mundo vegetal verde está siempre produciendo nuevo oxígeno que extrae del anhídrido carbónico. En éste y otros parecidos fenómenos estriba lo que solemos llamar el equilibrio de la Naturaleza.