LAS DOS GRANDEZAS - Rumen de Campoamor
Uno de los poetas españoles que goza de mayor popularidad en todos los países hispano -hablantes, es Rumen de Campoamor (1817-1901), célebre principalmente por sus fábulas, par sus "Pequeños poemas", y por sus "Doloras". genero literario este último, inventado por él. Alejandro Magno, el célebre conquistador, que derrocó el imperio persa, apoderándose de todos sus estados, conquistó el Egipto, donde fundó Alejandría y extendió cu dominación hasta el Indo, admiraba, según cuenta la historia, el temple de alma de Diógenes. que se jactaba de no rendir tributo a los convencionalismos y costumbres sociales de su tiempo, y. despreciando el poder, el fausto y las riquezas, vivía medio desnudo en un tonel. Campoamor presenta aqui una entrevista entre ambos personajes, haciendo resaltar el contraste que formaban sus ideas y caracteres, y la concordancia de la mutua apreciación final.
Uno altivo, otro sin ley,
Así dos hablando están:
-Yo soy Alejandro el rey.
-Y yo Diógenes el can.
-Vengo a hacerte más honrada
Tu vida de caracol.
¿Qué quieres de mi? -Yo, nada;
Que no me quites el sol.
-Mi poder... -Es asombroso,
Pero a mi nada me asombra.
-Yo puedo hacerte dichoso.
-Lo sé, no haciéndome sombra.
-Tendrás riquezas sin tasa.
Un palacio y un dosel.
-¿Y para qué quiero casa
Más grande que este tonel?
-Mantos reales gastarás
De oro y seda. -¡Nada, nada!
¿No ves que me abriga más
Esta capa remendada?
-Ricos manjares devoro.
-Yo con pan duro me allano.
-Bebo el Chipre en copas de oro.
-Yo bebo el agua en la mano.
-Mandaré cuando tú mandes.
- ¡Vanidad de cosas vanas!
-¿Y a unas miserias tan grandes
Las llamáis dichas humanas?
-Mi poder a cuantos gimen.
Va con gloria a socorrer.
-¡La gloria! capa del crimen;
Crimen sin capa ¡el poder!
-Toda la tierra, iracundo.
Tengo postrada ante mí.
-¿Y eres el dueño del mundo.
No siendo dueño de ti?
-Yo sé que, del orbe dueño,
Seré del mundo el dichoso.
-Yo sé que tu último sueño
Será tu primer reposo.
-Yo impongo a mi arbitrio leyes
-¿Tanto de injusto blasonas?
-Llevo vencidos cien reyes.
-¡Buen bandido de coronas!
-Vivir podré aborrecido.
Mas no moriré olvidado.
-Viviré desconocido,
Mas nunca moriré odiado.
- ¡Adiós! pues romper no puedo
- De tu cinismo el crisol.
- ¡Adiós! ¡Cuan dichoso quedo.
Pues no me quitas el sol!
Y al partir, con mutuo agravio.
Uno altivo, otro implacable,
- ¡Miserable! dice el sabio;
Y el rey dice: -¡Miserable!
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