CREPÚSCULO - José Asunción Silva
Precursor del modernismo en su patria, José Asunción Silva fue un creador poético de honda:” sensibilidad, escéptico y melancólico. Según la expresión de Valera Silva fue "el más delicado y profundo de los líricos hispanoamericanos" y según Unamuno: "un poeta puro, sin mezcla de aleación de otra cosa alguna". Sinsabores y amarguras lo arrastraron al suicidio cuando más podía esperarse de su inspiración e inteligencia Silva cantó las dulzuras de la infancia en versos plenos de inspiración y sentimiento como los que forman esta composición.
Junto de la cuna aún no está encendida
La lámpara tibia que alegra y reposa,
Y se filtra opaca, por entre cortinas,
De la tarde triste la luz azulosa.
Los niños cansados suspenden los juegos:
De la calle vienen extraños ruidos;
En estos momentos, en todos los cuartos.
Se van despertando los duendes dormidos.
La sombra que sube por los cortinajes.
Para los hermosos oyentes pueriles
Se puebla y se llena con los personajes
De los tenebrosos cuentos infantiles.
Flota en ella el pobre Rín Rín Renacuajo,
Corre y huye el triste ratoncito Pérez,
Y la entenebrece la forma del trágico
Barba Azul, que mata sus siete mujeres.
En unas distancias enormes e ignotas,
Que por los rincones enormes suscita,
Andan por los prados el Gato con Botas,
Y el lobo que marcha con Caperucita.
Y, ágil caballero, cruzando la selva,
Do vibra el ladrido fúnebre de un gozque,
A escape tendido va el Príncipe Rubio
A ver a la Hermosa Durmiente del Bosque.
Del infantil grupo se levanta leve,
Argentada y pura una vocecilla
Que comienza: “Entonces se fueron al baile
Y dejaron sola a Cenicientilla;
Se quedó la pobre triste en la cocina,
De llanto, de pena nublados los ojos,
Mirando los juegos extraños que hacían
En las sombras negras los carbones rojos.
Pero vino el hada, que era su madrina,
Le trajo un vestido de encaje y crespones,
Le hizo un coche de oro de una calabaza,
Convirtió en caballos unos seis ratones,
Le dio un ramo enorme de magnolias húmedas
Unos zapatitos de vidrio, brillantes,
Y de un solo golpe de la vara mágica
Las cenizas grises convirtió en diamantes.”
Con atento oído las niñas la escuchan,
Las muñecas duermen en la blanda alfombra,
Medio abandonadas, y en el aposento
La luz disminuye, se aumenta la sombra.
¡Fantásticos cuentos de duendes y hadas
Llenos de paisajes y de sugestiones,
Que abrís a los lejos amplias perspectivas
A las infantiles imaginaciones!
¡Cuentos que nacisteis en ignotos tiempos
Y que vais volando por entre lo obscuro,
Desde los potentes Aryas primitivos,
Hasta las enclenques razas del futuro!
¡Cuentos que repiten sencillas nodrizas
Muy paso a los niños cuando no se duermen
Y que en sí atesoran del sueño poético
El íntimo encanto, la esencia y el germen!
¡Cuentos más durables que las convicciones
De graves filósofos y sabias escuelas,
Y que rodeasteis con vuestras ficciones
Las cunas doradas de las bisabuelas!
¡Fantásticos cuentos de duendes y hadas
Que pobláis los sueños confusos del niño
El tiempo os sepulta por siempre en el alma
Y el hombre os evoca con hondo cariño!
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