ASTUCIA DE UN SOLDADO - Francisco Gregorio de Salas
Suele decirse que la necesidad aguza el ingenio. y así lo confirma el chistoso cuento que sigue, del poeta español Francisco Gregorio de Salas.
Por el reino de Galicia
Un soldado caminaba,
Y llegando a un lugarcillo,
Entró alegre en la posada.
Preguntó a la mesonera
Que qué de comer le daba:
Y ello le dijo que en todo
El lugar no había nada;
Y el soldado replicó
Con astucia y con cachaza:
“¿Habrá algunos guijarritos
De aquellos que hay en el agua
De ese arroyo que se ve,
Que cerca del lugar pasa?”
“Eso, señor, a montones,
Respondió; pero ¿qué saca
Para comer de que yo
Vaya ahora y se los traiga?”
“Es que yo, dijo el soldado,
Tengo el secreto y la gracia
De cogerlos y ponerlos
Más sabrosos que unas natas;
Y yo le enseñaré a hacerlo.”
Alegre como una pascua
La sencilla mesonera
Fue por ellos, con el ansia
De enriquecerse con cosa
Que tanto le acomodaba.
Trajo una buena porción;
Y el soldado preguntaba:
“¿Hay aceite?” “Sí, señor.”
“¿Hay huevos y pan en casa?”
A todo dijo que sí:
Y el buen soldado, con maña.
Hizo de todo una sopa
Y se la comió con gana.
Y viendo la mesonera
Que los guijarros dejaba
Y lo demás se comía.
Le dijo muy admirada:
“¿Por qué dejáis los guijarros?”
Y él la respondió con gracia:
“Esos se dejan después
Que ya han dado la substancia.”
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