Las dos ranas
Tenían dos ranas
Sus pastos vecinos:
Una en un estanque,
Otra en un camino.
Cierto día a ésta
Aquélla le dijo:
“¿Es creíble, amiga,
De tu mucho juicio
Que vivas contenta
Entre los peligros
Donde te amenazan
Al paso precioso
Los pies las ruedas,
Riesgos infinitos?
Deja tal vivienda,
Muda de destino
Sigue mi dictamen,
Y vente conmigo”.
En tono de mofa,
Haciendo mil mimos,
Respondió su amiga:
“¡Excelente aviso!
¡A mí novedades!
Vaya ¡qué delirio!
Eso sí que fuera
Darme el diablo ruido.
¡Yo dejar la casa,
Que fue domicilio
De padres, abuelos,
Y todos los míos,
Sin que haya memoria
De haber sucedido
La menor desgracia
Desde luengos siglos!”
“Allá te compongas;
Mas ten entendido,
Que tal vez suceda
Lo que no se ha visto”.
Llegó una carreta
A este tiempo mismo,
Y a la triste rana
Tortilla la hizo.
Por hombres de seso
Muchos hay tenidos
Que a nuevas razones
Cierran los oídos
Recibir consejos
Es un desvarío.
La rancia costumbre
Suele ser un libro.
Pagina anterior: El labrador y la providencia
Pagina siguiente: El torrente y el río