Stephenson emplea el vapor como medio de tracción sobre rieles


Omitimos otros ingeniosos trabajos de Stephenson para hablar del invento que debía inmortalizarlo; el empleo del vapor como medio práctico de tracción sobre rieles.

Después de haber estudiado todos los procedimientos dados, y entre ellos el de Trevithick, declaró que había descubierto otro mejor.

Comunicó su proyecto a los propietarios de la mina en que trabajaba como ingeniero; pero sólo uno de ellos se dignó escucharlo y estimularlo.

Por el momento, Stephenson sólo pensaba en una locomotora útil a las hulleras; pero anunció que si se fabricaba, según su modelo, una máquina de la necesaria resistencia, podría adquirir una velocidad incalculable. No era, como ya hemos leído, el primero que aplicó el vapor a la conducción de carruajes; ya Trevithick había construido una máquina curiosa, pero poco útil y que ofrecía graves peligros. Stephenson comprendió que era preciso idear la vía y la máquina. Al efecto hizo rieles, y al cabo de diez meses, y con ayuda de los más hábiles de sus obreros, había construido una locomotora que, colocada sobre rieles, arrastró con una velocidad de unos 7 kilómetros por hora ocho vagones que pesaban 30 toneladas. Burlábanse algunos del resultado obtenido, a los cuales Stephenson respondía: “La máquina marcha, que era cuanto yo necesitaba”.

En adelante, habiendo reconocido los defectos de su obra, la modificó notablemente, corrigiendo la disposición del tubo de desagüe, que hizo llegar a la chimenea, y logró con tal innovación doblar la fuerza de la máquina sin consumir más combustible y conjurar al máximo el peligro de las explosiones.