El triunfo de Stephenson en un concurso que resultó decisivo


Finalmente, con su paciencia y moderación venció todos los obstáculos, obtuvo la autorización necesaria y se lo nombró ingeniero jefe de las obras.

Los directores de la empresa ofrecieron un premio a la locomotora más perfecta. Stephenson lo ganó con una máquina -la Rocket- en cuya construcción lo ayudó su hijo Roberto; dicha locomotora alcanzó una velocidad tres veces mayor de la exigida. Así triunfó Stephenson de las mordaces críticas de la prensa y de las envidias e intrigas de sus adversarios. Refiérese que en la prueba de la Rocket se colocó delante de la locomotora un hombre a caballo agitando una bandera; creía el jinete que el nuevo tren no podría alcanzarlo; mas, al darse la señal de partida, Stephenson lanzó su máquina a una velocidad de unos 50 kilómetros por hora, no obstante arrastrar trece toneladas de peso. En lo sucesivo quedó asegurada la fortuna de Stephenson, quien trabajó en la construcción de líneas férreas.

También ideó una lámpara de seguridad para los mineros, cuya eficacia probó, con grave riesgo de su vida, bajando con el nuevo aparato, encendido, a las galerías de la mina y acercándolo a una grieta por la que se escapaba el temido gas inflamable. Stephenson acabó sus días en una quinta cuyos trabajos vigilaba, y en todo tiempo prestó ayuda a cuantos inventores solicitaban su protección.