El duque de hierro que aniquiló el poder de Bonaparte

El duque de Wellington llamábase simplemente sir Arturo Wellesley cuando se puso al frente del ejército inglés que desembarcó en la península Ibérica, a fin de ayudar a españoles y portugueses. Había nacido el mismo año que Napoleón, y contaba cuarenta años justos cuando tomó el mando de los ejércitos aliados. Era el hermano menor de un par irlandés, lord Mornington, que fue enviado de gobernador a la India y obtuvo el título de marqués de Wellesley.

Sir Arturo Wellesley fue también a la India y tomó parte en las grandes guerras que allí se desarrollaron, primero, contra Tippu Sahib de Maisur, y después, al frente de las tropas inglesas y cipayas, contra los máratas, en la que ganó la famosa batalla de Assaye. Napoleón, cuando hablaba de él, le llamaba despectivamente el «general cipayo», pero lo mismo él que sus mariscales hubieron de aprender que no se podía jugar con los «generales cipayos.

Andando el tiempo, la gente dio en llamarle el Duque de Hierro. Contemplemos su rostro delgado y fino, con su prominente nariz y su abultada boca: fue un hombre que no perdió jamás el dominio de sí mismo. Muchos años después conmoviéronse las gentes cuando vieron al Duque de Hierro, con todo el cabello blanco, y abatido por el peso de los años, llorar como un chiquillo, con la voz embargada por la emoción, al dirigirse a la Cámara de los Lores, con motivo del fallecimiento de su noble amigo sir Roberto Peel. Fue siempre duro y frío, pero jamás injusto ni egoísta.