Un gran rebelde y un polemista temido: Giovanni Papini
Hay seres cuyo temperamento ardiente y rebelde se manifiesta en cualquiera de las actividades que le aguardan en la vida. Así es el caso de Giovanni Papini en la literatura.
Este gran rebelde, hijo de la maravillosa Florencia, cuna del arte, fue por determinación espontánea autodidacto y polemista genial. Fundó varias revistas literarias y en sus controversias empleaba la paradoja como arma de combate.
El trágico cotidiano, El piloto ciego, Sangre y palabra, son libros de su primera época. Un crítico eminente de las letras italianas se atrevió a decir después de la aparición de Sangre y palabra: “Papini ya ha terminado su carrera de escritor”. Entonces el florentino le tomó la palabra y escribió su libro El hombre acabado (L'uomo finito), semblanza autobiográfica que es uno de sus mejores libros.
Cada una de sus obras ha promovido en los círculos literarios una conmoción que ha llegado casi hasta el escándalo, por la áspera y cruda franqueza de sus afirmaciones. Así Gog y La paga del sábado. Este iconoclasta, este ateo furioso, después de promediada su vida se convierte al catolicismo y su Historia de Cristo es la prenda de su fe. Luego produjo San Agustín y Dante vivo. Pero no podía dominar su genio y nuevamente encendió ardientes polémicas con uno de sus libros postreros: El diablo.
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