Hungría, el país milenario de los bravos magiares


Cien años después de haberse formado la provincia llamada Marca del Este, hacia el 895, los magiares o húngaros, pueblo del Asia, muy diferentes a los teutones en raza e idioma, atravesaron los Cárpatos y se desparramaron por el valle del río Tisza, siguiendo el Danubio, hasta establecerse en la gran curva que forma este río, hacia el Sur. Allí se constituyó el reino de Hungría, cuya historia está jalonada por una serie de luchas sin tregua contra los turcos y los austríacos para mantener su independencia y forma de gobierno. La región que ocuparon los magiares, cuya parte sudoeste en tiempos de Augusto formaba la Panonia, fue invadida en el siglo iv por los bárbaros. Los vándalos se establecieron en la cuenca del Theiss o Tisza, donde permanecieron hasta el año 434, en que por veinte años la ocuparon las hordas de los hunos, mandados por Atila. Luego vinieron, sucesivamente, los gépidos, los lombardos y los avaros. Estos últimos fueron vencidos por Carlomagno en el año 799 y sometidos al Imperio Franco. Por esta época los pueblos eslavos de la región de los Cárpatos invadieron la llanura del Danubio, donde el príncipe Svatopluk consiguió imponerse y fundar una especie de imperio conocido con el nombre de Gran Moravia. Poco después sobrevino la invasión de los magiares, hombres de raza amarilla que, en número de doscientos mil, penetraron en la Transilvana a fines del siglo ix. Los húngaros, mandados por Almus y su hijo Arpad, vencieron a Svatopluk y se apoderaron del país que habría  de llamarse Hungría, y cuyo primer rey nacional fue Arpad.