Riquezas de los árabes errantes, los pastores beduinos


El vocablo árabe beduino significa habitante del desierto, paradoja que no puede menos de llamar la atención del viajero, pues no deja de ser raro que las tribus de árabes beduinos vivan en tales extensiones de rocas y arena. Naturalmente, hay dilatadas llanuras arenosas, pero, en su mayor parte, los grandes desiertos árabes son tales únicamente en el sentido de no contener pobladores fijos.

Si todos estos desiertos fueran absolutamente áridos, nadie podría vivir, prosperar ni enriquecerse en ellos, como ocurre con algunas de estas tribus. El hecho es que hay inmensas extensiones de excelente suelo. En primavera, después de la estación de las lluvias, el norte de Arabia aparece como una pradera extensa en la que crecen infinidad de florecillas silvestres, que no podrían reproducirse en un terreno árido. Esto explica que el beduino errante posea rebaños de camellos, caballos, ovejas y cabras.

Un abnegado misionero, el doctor Swmer, que viajó mucho entre las tribus del desierto, dice: “Estoy seguro de que todavía pueden hallarse algunos jefes beduinos que, a semejanza de Job, poseen 7.000 ovejas, 3.000 camellos y numerosa servidumbre”.

De igual manera que en tiempos de Job, hace millares de años, estos hijos del desierto habitan en tiendas, hechas siempre de pelo de cabra, que constituye una excelente cubierta impermeable. Estas tiendas son de forma cuadrada u oblonga.