Los estados independientes: etiopía, tierra del incienso y la mirra


El milenario reino etíope figura entre los estados soberanos más antiguos del mundo. El origen de Etiopía se pierde en el remoto pasado: las crónicas egipcias de la época de la reina Hatshepsut hablan del reino del Punt, del que se traía el incienso y la mirra, y cuya ubicación geográfica coincide con la de Etiopía, así como las características de sus habitantes, fauna y flora.

La capital de Etiopía es la moderna ciudad de Addis Abeba. fundada por el negus Menelik en 1899; otros grandes centros de población son los de Gondar, Harrar, Dire-Dava y Dessie.

Los etíopes o abisinios, como también se los llama, gozan de un clima templado, apto para la agricultura y la ganadería, gracias a la altura de la meseta en la que está situado el país. Los medios de explotación de la tierra que poseían aquellos pueblos eran harto primitivos; la administración italiana dio un gran impulso a la mecanización del agro, y nuevos métodos de cultivo fueron entonces adoptados. Además, y ello fue trascendental para Etiopía, una extensa red caminera, construida por los italianos, ligó a Addis Abeba con todos los rincones del país y con los puertos de Eritrea y la antigua Somalia Italiana.

El negus, Haile Selassie I, reina sobre una población de veinte millones de súbditos.

Las lenguas oficiales son el amárico y el inglés. Su religión, a partir de la conversión de los amharas al cristianismo, en la cuarta centuria, es la llamada Iglesia Copta Etiópica.

En 1950 se fundó la Universidad de Addis Abeba, ya imprescindible, puesto que las plazas para estudios secundarios alcanzaban casi a los 10.000 asientos. El colegio militar etíope se halla establecido en Holleta, próxima a la capital, y la escuela naval imperial, en Massaua; la fuerza aérea, por su parte, adiestra a los jóvenes cadetes etíopes en Debre-Zeit, también cerca de Addis Abeba. Los tres institutos militares se hallan dirigidos por oficiales europeos; los del ejército y la fuerza aérea, por británicos, y el naval, por noruegos.