Arabia Saudita: el más extenso país independiente de la península arábiga
Arabia Saudita, es la más extensa de todas las divisiones políticas de la península: casi un millón y medio de kilómetros cuadrados, de los cuales dos terceras partes son desiertos pétreos o arenosos.
El gran esplendor del imperio árabe apagóse a mediados del siglo xiii, cuando los turcos conquistaron el país y lo mantuvieron bajo su férula hasta la caída del Imperio Otomano.
El movimiento emancipador de Arabia se inició durante el siglo xviii, cuando Mohamed Ibn Abdul Wahhab fundó un movimiento político que se conoció luego, según el nombre de su fundador, como el Wahhabi; durante la presente centuria, ese movimiento fue conducido por Mohamed Ibn Saud, quien sería finalmente fundador de la dinastía; Ibn Saud debió vivir muchos años exilado en Kuwait, donde fue protegido por Gran Bretaña, interesada en apoyar el movimiento pro independencia de Arabia para minar el poderío turco. Hacia 1907 se instaló Ibn Saud en el Nedjed, después de luchar contra los turcos y contra una organización política adversaria. El estallido de la guerra ítalo-turca de 1911-1912 vino a favorecer sus planes, pues los turcos debieron retirar fuertes guarniciones de Arabia para emplearlas en la contienda; Ibn Saud ocupó una buena parte del país, y el sultán no pudo ya recuperarlo, pues el comienzo de la primera Guerra Mundial distrajo sus esfuerzos en otro sentido. Cuando finalizó la guerra, y los turcos figuraron entre las potencias vencidas, debieron abandonar Arabia, cuya independencia fue entonces proclamada; pero si uno de sus caros ideales de lucha se alcanzaba así, no tuvo Ibn Saud la satisfacción de ser coronado rey: la corona vino a ceñir las sienes de Hussein, cuya causa fue apoyada por Gran Bretaña. Ibn Saud no acató la autoridad del monarca, y la suerte de la lucha entonces entablada le favoreció. En 1924 Hussein abdicó y el Hedjaz proclamó rey a Ibn Saud; otros territorios se adhirieron luego, hasta 1932, año en el cual Ibn era ya rey de una Arabia unida; entonces se organizó el país en su forma actual.
Ibn Saud trató de estrechar los lazos que unían a la comunidad árabe, y se opuso enérgicamente a la creación de un estado judío en Palestina. Cuando estalló la segunda Guerra Mundial, Arabia Saudita mantuvo su neutralidad hasta 1944, año en el que finalmente declaró hostilidades al Tercer Reich y al Japón.
El rey Ibn Saud, de quien justamente puede decirse que fue el creador de la Arabia moderna, murió en 1953. Su hijo mayor, Saud, asociado ya a los problemas de gobierno, le sucedió en el trono; el hermano del nuevo rey, el Emir Feisal, ocupó el cargo de Primer Ministro. Posteriormente el rey Saud le delegó importantes atribuciones.
Saud intervino como mediador en varios conflictos que amenazaron la paz del mundo árabe; aprobó la formación de la República Árabe Unida, pero no ingresó en ella.
La obra más singular del rey Saud ha sido, posiblemente, la de transformar el gobierno de Arabia Saudita; su padre y predecesor Ibn Saud, reinó a modo de un sheik o jefe de tribu, sin ninguna institución formal de gobierno. A su advenimiento, Saud creó un Consejo de Ministros de asuntos exteriores, finanzas, defensa, interior, comunicaciones, educación, agricultura, comercio y salubridad. Hasta 1958 dicho Consejo de Ministros no fue un cuerpo ejecutivo, sino consultivo; pero desde mayo de ese año el rey se despojó de parte considerable de su autoridad transmitiéndola al cuerpo de referencia, al que corresponde ahora trazar la política económica, educacional, interna y externa, y la defensa nacional.
Pagina anterior: A pesar del clima inhóspito, arabia es un país ricamente dotado por la naturaleza
Pagina siguiente: El imanato de Yemen, heredero moderno del bíblico reino de Saba