Europa en pie: se inicia la conflagración


Este golpe dirigido contra Servia amenazaba, en realidad, también a Rusia, y al saberse en San Petersburgo que Francisco José había ordenado la movilización de sus tropas, y que, además, se movilizaba en secreto el ejército alemán, se ordenó, por un decreto del zar Nicolás II, que se prepararan todas las fuerzas rusas.

El 28 de junio Austria declaró la guerra a Servia, y Belgrado, capital de esta nación, fue bombardeada el mismo día por buques austríacos. Al día siguiente comenzaron movimientos de tropas austro-húngaras hacia la frontera rusa, y el 30 de julio se hizo pública la movilización del ejército alemán y del ruso. Los acontecimientos se precipitaron. Francia, aliada con Rusia, tomó algunas medidas de precaución en sus fronteras. Alemania, al conocer la agitación que reinaba en Francia a causa del inesperado ataque contra Servia, y la movilización rusa, envió un doble ultimátum a ambos aliados, para declararles la guerra, a Rusia el día 1" de agosto y a Francia el 3.

Mientras tanto, el gran enigma era la actitud de Gran Bretaña. ¿Se inclinaría del lado de Rusia y Francia, puesto que con ellas había pactado amistad? ¿Se mantendría neutral en la contienda? En los primeros momentos del conflicto Gran Bretaña había hecho todo lo posible para evitar la lucha, y, sin duda, a causa de ese pacifismo de los ingleses, Alemania creyó que permanecería al margen de la guerra. Pero he aquí que el 2 de agosto Alemania pide a Bélgica que deje pasar a través de su territorio las tropas imperiales. Bélgica replica que no puede consentir semejante acto, porque equivaldría a perder su independencia. Entonces Alemania, pretextando que los franceses trataban de cruzar el río Mosa, declara la guerra a los belgas, viola los pactos que garantizaban la neutralidad de ese pequeño país, y avanza sobre él. Ante la realidad de los hechos, Gran Bretaña se ve obligada a apoyar las demandas de Bélgica, y después de haber agotado las vías diplomáticas, el 4 de agosto declara la guerra a los Imperios Centrales y se coloca, al tomar esa determinación, junto a Francia y Rusia.

En esos momentos, cuando la actitud de cada país representaba gran ayuda para uno u otro de los contendientes, Italia, que estaba ligada por pactos con Alemania y Austria-Hungría, se negó a entrar en la guerra junto con sus aliados y declaró su neutralidad. Así, estalló una de las mayores conflagraciones que recuerda la historia y comenzó la tremenda lucha en la que al iniciarse participaron, de un lado, Alemania y Austria-Hungría, y del otro Rusia, Francia, Gran Bretaña, Bélgica y Servia.