Buda, la luz de oriente: una de las religiones con más adeptos
Después del brahmanismo, la más poderosa de las religiones indias, el budismo es la que en un momento dado tuvo mayor importancia. Gotama Buda, o sea Gotama el iluminado, fundó una religión de admirables principios, que predica el amor a todos los seres, pequeños o grandes, y asegura que si bien los cuerpos mueren, el espíritu perdura y renace en otro ser de mayor o menor jerarquía, según hayan sido buenas o malas las acciones del individuo. El budismo, que durante el gobierno del rey Aso-ka llegó a dominar toda la India, actualmente casi ha desaparecido del país, aunque domina extensísimas regiones de Asia.
La primitiva religión de los vedas, desplazada por el budismo, ha vuelto a recuperar su antiguo esplendor, aunque con formas muy distintas de las sancionadas en esos milenarios textos. El llamado hinduismo es la expresión hoy más corriente del sistema védico y representa una modernización del espíritu de la India. Sin embargo, se mantienen en parte las antiguas creencias, especialmente la de la transmigración de las almas.
Según este credo, cuando muere una persona su alma se reencarna en otro ser, humano o animal. La categoría de las reencarnaciones está determinada por las buenas o malas acciones del individuo muerto. Así, en el momento de morir el cuerpo de un hombre que durante toda su existencia practicó la pureza, e hizo del amor a la verdad y al prójimo un culto, el alma pasa a reencarnarse en un individuo de una condición más elevada que la del muerto, en un santo o en un sabio. En cambio, si las acciones del muerto fueron malas, su alma se reencarna en seres de condiciones inferiores, incluso en animales, y siempre, según el grado de maldad, más infamante es la reencarnación.
Ahora bien, para el indio la reencarnación, aunque sea en un ser superior, no es lo deseable, pues el ideal de su vida es penetrar en el nirvana, esto es que su alma se funda con la eternidad y no haya más reencarnaciones, cosa que logra llevando una vida de santo. Grandes hombres de la India, como Buda y Jiña, siempre alentaron como última esperanza que todas sus buenas acciones les sirvieran para liberarse de lo que llaman la “rueda del samsara”, de las posibles y futuras reencarnaciones.
Otras sectas, como los jainistas, o discípulos de Jiña, el Vencedor, y muchas más de menor importancia, hacen que encontremos en la India las más variadas creencias, aparte del mahometismo, llevado y difundido por los musulmanes.
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