Fines estratégicos que perseguía la gran muralla china


Los primeros muros de la Gran Muralla China consistieron en defensas de tierra construidas aprovechando los accidentes del terreno; posteriormente los reforzaron los emperadores Ming, durante los siglos xiv y xv, con cortinas almenadas y torres de observación, estratégicamente emplazadas, que servían para la rápida transmisión de señales, y desde las cuales los centinelas podían observar los movimientos de los merodeadores, y los soldados rechazar los ataques de los osados invasores tártaros.

La Gran Muralla tiene unos dos mil cuatrocientos cincuenta kilómetros de extensión, y llega desde los 98° hasta los 120° de longitud oriental, a lo largo de las provincias septentrionales de Petchili, Chansí y Chensí. Hoy ofrece enormes brechas en muchas partes, y no forma una verdadera defensa sino en la confluencia de los grandes caminos o en las proximidades de algunas importantes ciudades. La construcción, está, en su mayor parte, hecha con tierra y piedras muy groseramente, y en ningún modo es comparable, pese a su extensión y masa, a otros monumentos de la antigüedad, como los de Egipto o Roma, aunque en algunos lugares está formada por grandes bloques de sillería, en la parte inferior, y gruesos ladrillos en la superior. Gracias a ello se ha conservado en bastante buen estado a través de los siglos, tanto que todavía se advierten puestos militares en las puertas principales y en algunos de los desfiladeros más importantes.

La muralla obedece a fines estratégicos que se ven fielmente retratados en su distribución por las fronteras; así, desde la vecindad de Pekín hasta el Hoang-ho hay una doble muralla que protege la exterior que cruza Kalgan, paso obligado para la Mongolia, Otra muralla separa la mayor parte de la frontera occidental de Chili de la provincia de Chansí. Protege también la Gran Muralla la ruta principal que conduce del Asia Central a China, por Kansú y Chensí, siguiendo el valle del Wei-ho. El Tibet queda guardado por la muralla que corre al oeste y al sur de Kansú, y atraviesa lo mismo altas montañas como profundas gargantas y caudalosos ríos.

Está tan hábilmente trazada que, con mucha frecuencia, tiene enfrente desfiladeros difíciles de franquear, mientras que la parte interna presenta pendientes suaves de terreno.

La Gran Muralla China, cuya porción limítrofe al mar ha desaparecido, carece en nuestros días de todo valor estratégico.