La secesión, trágicas vicisitudes de la guerra civil estadounidense


Inmediatamente de sabida la elección del republicano y abolicionista Lincoln para la suprema magistratura de Estados Unidos, constituyóse en convención la legislatura de Carolina del Sur y proclamó su separación de la Unión Norteamericana; la siguieron Georgia, Alabama, Florida, Misisipí, Luisiana y Tejas. Los delegados de estos siete Estados, reunidos en la ciudad de Montgomery (Alabama), organizaron un gobierno con el nombre de Estados Confederados de América. Fue elegido presidente Jefferson Davis, de Misisipí, y vicepresidente Alejandro Stevens, de Georgia. Adoptóse, con algunos ligeros cambios, la Constitución vigente, y el gobierno se incautó de todos los fuertes, astilleros y arsenales del nuevo Estado. Sólo se negaron a rendirse el fuerte Sumter, en la bahía de Charleston, y algunos otros pocos puestos, al mismo tiempo que muchos oficiales del ejército y la marina, nacidos en el Sur, pedían su separación para ofrecer sus servicios a sus respectivos países natales, diciendo que primero eran los estados que la Nación.

A todo esto, nada resolvía el anciano presidente Buchanan; pero en cuanto tomó Lincoln posesión de la presidencia (marzo de 1861), se apresuró a enviar refuerzos a los defensores de Fuerte Sumter que, sitiado por el general sudista Beauregard, cayó en su poder el 12 de abril, con la particularidad de no haberse tenido que lamentar ninguna baja ni de una parte ni de la otra. Pocos días después, el populacho de Baltimore atacaba a un destacamento de soldados de la Unión al pasar por una calle, y resultaron  muertos algunos de ellos.

Estos dos hechos sirvieron de botafuegos de la tremenda explosión que estalló inmediatamente. El día después, el presidente Lincoln llamaba a las armas a 75.000 voluntarios. Los Estados esclavistas que hasta entonces no se habían decidido, se vieron obligados a hacerlo, y se declararon en favor de la Confederación la Virginia oriental, Arkansas, Tennessee y Carolina del Norte, y la capital se trasladó a Richmond; aunque muy divididos los sentimientos, continuaron formando parte de la Unión: Kentucky, Delaware, Maryland y Missouri, y la parte occidental de Virginia.

Los once Estados secesionistas contaban con 9.000.000 de habitantes, entre ellos 3.500.000 esclavos; los diecinueve Estados abolicionistas y los cuatro esclavistas que no se habían separado, componían un total de 22.000.000 de almas. El Norte disponía de fábricas, molinos, factorías y buques; en tanto que la principal riqueza del Sur era la agricultura. Tenía éste la ventaja de contar con soldados diestros en el manejo de las armas y en la equitación, pero los del Norte apenas si habían manejado un fusil ni montado un caballo.