La gran marcha por la avenida de los tilos en Berlín


De aquí nació la guerra con Austria; las antiguas y latentes envidias de las dos potencias rivales debían ahora decidirse por la fuerza de las armas. El gran general Moltke se puso al frente del ejército, y en siete semanas la guerra terminaba con la victoria de Sadowa y la aparición de los prusianos ante Viena.

Hay en la ciudad de Berlín una ancha calle de más de kilómetro y medio de largo, una avenida de tilos y castaños. Se llama Unter den Linden, que significa “Bajo los tilos”. En un extremo de la avenida se levanta una puerta magnífica; hay un triple arco, que mira hacia la antigua provincia de Brandeburgo. y en el otro está el palacio de Guillermo I.

Al regresar pasaron bajo esta puerta de Brandenburgo las tropas victoriosas, a las cuales salió a dar la bienvenida el rey, quien marchó delante de ellas a lo largo de la mencionada avenida, con Bismarck y Moltke, entre jóvenes que esparcían flores a su paso, entre banderas ondeantes y música, mientras la entusiasta muchedumbre que presenciaba el desfile aplaudía y gritaba “¡Vivan! ¡Vivan los que en siete semanas han conseguido el resultado de los Siete años de Federico!” Así, casi de un golpe, se había asegurado la supremacía de la nación prusiana.

La paz que siguió a esta guerra trajo consigo grandes cambios, pues fueron anexionados a Prusia nuevos territorios, y Austria perdió algunos de los suyos; quedó disuelta la antigua federación alemana, y formada otra por Prusia y los Estados al norte del río Mein, que por Maguncia vierte sus aguas en el Rin. El Parlamento federal o Reichstag se compuso de miembros de todos los Estados federados, y en este Parlamento se habían de tratar todos los asuntos referentes a la federación en general, pero cada Estado conservaba el gobierno de sus intereses particulares.