La historia de Egipto es un desfile interminable de ejércitos conquistadores


Diríase que, al desaparecer, el último gran faraón llevóse consigo todo el poderío del país del Nilo, que no volvió a ser soberano hasta el advenimiento de los tiempos modernos.

Ejércitos asirios, persas, griegos, romanos, sarracenos, turcos, franceses e ingleses invadieron el Delta y sometieron respectiva y sucesivamente a una tutela humillante al ser nacional egipcio, durante casi veinte siglos.

La dominación turca, que fue la más prolongada, se extendió hasta el estallido de la primera Guerra Mundial; en aquella época el país era gobernado por el khedive, funcionario que desempeñaba una especie de virreinato hereditario, y que ejercía una autoridad lo suficientemente amplia como para tratar con las potencias europeas, de influjo creciente en Egipto; Gran Bretaña supervisó la administración del país desde 1882, y cuando en 1914 Turquía apoyó en la guerra a los imperios centrales de Europa, Gran Bretaña estableció un protectorado sobre Egipto, extendido hasta 1922: en ese año los británicos reconocieron la independencia egipcia, pero se reservaron el derecho de velar por la defensa del territorio, la seguridad de las comunicaciones y la ocupación del Sudán. El sultán, Fuad, se convirtió en rey, y a su muerte, en 1933, fue sucedido por su hijo Faruk, cuyo reinado extendióse hasta el 26 de julio de 1952, día en que debió abdicar ante un movimiento revolucionario que poco después proclamó la República.

El general Mohamed Naguib fue el primer presidente del Jamhuryat Misr, es decir, de la República Egipcia, según su denominación oficial en lengua árabe. En 1954 fue sustituido por el general Gamal Abdel Nasser, el principal de los Oficiales Libres que derrocaran la monarquía. Desde la instalación del nuevo régimen, Egipto ha ganado la soberanía absoluta sobre su propio territorio: las fuerzas británicas se retiraron en su totalidad del territorio egipcio, y el mismo Sudán obtuvo su independencia en 1956.

Poco después, en febrero de 1958, los gobiernos de Egipto y Siria dieron a conocer una declaración por la cual informábase de la constitución de la República Árabe Unida, nuevo Estado integrado por los dos países citados.

En marzo, Yemen se federó con la R.A.U. y se proclamó la erección de los Estados Unidos Árabes.

El Cairo fue declarado capital de la R.A.U., y el presidente Nasser elegido primer presidente del nuevo Estado. Por otros acuerdos, Hodeida, el principal puerto yemenita sobre el mar Rojo, fue asiento del Consejo Federal de los tres Estados. La nueva legislación establecía que en lo sucesivo los naturales de la R.A.U. llamaríanse “árabes” en vez de “egipcios” o “sirios”, respectivamente. Sin embargo, el principal intento de unificación política del mundo árabe fue anulado al separarse Siria de la R.A.U., en 1961, tras un golpe de Estado que le restituyó su anterior organización.