El espeso bosque de nervios que se encuentra en nuestro cuerpo
Una célula nerviosa puede tener una sola fibra emergente de ella, o puede presentar muchas. Muy frecuentemente, y por varios objetos, vemos células nerviosas que presentan fibras emergiendo de cada uno de sus extremos. Las fibras procedentes de una célula nerviosa van muy a menudo al encuentro de otras fibras procedentes de otras células. Supongamos, pues, que podamos seguir el trayecto de una fibra procedente de una célula situada en cualquier lugar del cerebro, y vemos que dicha fibra encuentra a otra procedente a su vez de otra célula, situada en otro lugar del mismo cerebro. Es curioso ver cómo ambas fibras van al encuentro una de otra. Si estudiamos detenidamente el hecho, vemos que las fibras no llegan a fusionarse jamás. Éstas, en sus extremos terminales, se resuelven en una serie de tenues ramitas, a manera de pequeños dedos, y los dedos de ambas fibras pueden entrelazarse mutuamente; pero no se fusionarán jamás. Si estudiamos regiones del cerebro donde existan gran cúmulo de células y fibras nerviosas, vemos, como alguien ha dicho, que la referida región tiene el aspecto de un espeso bosque. Sus hojas y ramas se entrecruzan de todas las maneras posibles; pero no se unen nunca. No encontraremos jamás una hoja que pertenezca a dos árboles.
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