Débiles corrientes eléctricas que produce el oído interno
Ahora bien, a lo largo de toda esta serie de fibras so insertan unas admirables células, cada una de las cuales lleva una especio de penacho de pelos o pestañas vibrátiles que flotan en el líquido del caracol o conducto espiral. Probablemente ostas pestañas, que se mueven a modo de deditos, recogen las vibraciones del fluido y entonces algo ocurre en las células. Si examinamos por fin la parte inferior de las células que nos ocupan, vemos que el nervio auditivo, que, procedente del cerebro ha llegado hasta este lugar, envía hasta la base de dichas células unas cuantas delgadas fibrillas. Estas fibrillas no penetran en el interior de las células, sino que están como sostenidas a la vez por la extremidad de las fibras nerviosas.
Es notable el hecho de que en este punto del oído se originan corrientes eléctricas, quizás en estas mismas células ciliadas, cada vez que llega un sonido. Esta corriente eléctrica es debilísima y se reparte por la cabeza, perdiéndose a medida que se aleja de su punto de origen. Si se la recoge con ayuda de un micrófono muy sensible, se la puede transformar nuevamente en sonido, razón por la cual se le da el nombre de «corriente microfónica». Los primeros investigadores que descubrieron estas corrientes demostraron que conectando los hilos receptores de un aparato de radio, por una parte con el oído interno de un gato, y por otra con un altavoz situado en una habitación distante, bastaba cuchichear algo cerca de la oreja del gato para que el altavoz repitiera las palabras. No se sabe exactamente el papel que cumplen en el organismo estas corrientes microfónicas -que desaparecen pocas horas después de la muerte-, pero son enteramente independientes de las que luego señalaremos en el nervio auditivo.
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