El largo tubo que recibe los alimentos
Como el intestino mide de ocho a nueve metros de longitud, aproximadamente, esta longitud nos demuestra que sus funciones son importantísimas. Cada comida que tragamos permanece en el intestino de veinticuatro a treinta y seis horas, haciendo la digestión todo este tiempo y seleccionándola, al paso que la dispone para los usos del cuerpo, desalojando lo que éste no puede aprovechar.
El intestino, como el estómago, tiene tres envolturas o revestimientos que son de la misma clase. La de en medio, sin embargo, se compone de fibras musculares que van directamente, en su mayor parte, alrededor del intestino o tubo en círculos, no de fibras que corren en todas direcciones. Dentro del intestino, el contenido semilíquido llegado del estómago es licuado más todavía por el agregado de los jugos intestinales, biliar y pancreático, que en total se segregan en cantidad de varios litros diarios. La mezcla, llamada quima, es apretada por la contracción de las fibras musculares, que de esta manera aseguran su mayor contacto con las paredes y permiten su absorción. Los movimientos de progresión pasan inadvertidos para nosotros, si bien oímos los curiosos ruidos que hacen a medida que van impeliendo los alimentos. Algunas veces, por haber comido fruta verde o no haber masticado debidamente los alimentos, el intestino hace estos movimientos con bastante fuerza para que nosotros entonces podamos advertirlo y decir que tenemos dolor de estómago, o de vientre o que enfermamos de cólico.
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