CÓMO VIVEN LAS PLANTAS DEL AIRE


En este capítulo hallaremos explicado todavía mejor cómo vive la planta del aire. Nadie puede vivir sin aire; pero, mientras nosotros nos limitamos a respirarlo, el gran secreto de la planta consiste en que puede comerlo y sustentarse con él. La sustancia verde de la planta fórmase por la luz solar, cuando los rayos de ésta hieren las hojas, y una vez formada la planta hace de ella un uso notable: absorbiendo el ácido carbónico existente en el aire, lo descompone en carbono y oxígeno. El ácido carbónico es un veneno, pero la planta lo convierte en alimento para ella, y aun para nosotros. Y esto lo hace con ayuda de los rayos solares, siendo quizá, el más maravilloso aprovechamiento de la energía en el mundo.

Refiriéndonos a lo que llevamos dicho acerca de la respiración vegetal, recordaremos que la planta vive rodeada de aire. Hemos visto que este aire contiene oxígeno, que es un gas, pero contiene también otros varios gases, porque, en último término, el aire es sólo una mezcla de tales cuerpos. Ahora bien, las plantas, como los animales respiran aire; pero las plantas verdes hacen además lo que los animales nunca podrían hacer: lo comen. El gas que del aire comen las plantas (y la cosa no deja de ser curiosa) es el mismo que las propias plantas expelen en la respiración, o sea, el ácido carbónico. Hemos visto ya que dicho gas está constituido por dos cuerpos, el oxígeno y el carbono. El carbono es importante, no tan sólo porque forma el diamante, la hulla, y la materia con que hacemos los lápices, sino, también, porque es uno de los componentes indispensables de los alimentos de los seres vivos, animales y vegetales.

El aire contiene siempre una pequeña cantidad de ácido carbónico que es venenoso para el organismo animal; si su proporción excediera de una reducida cantidad, moriríamos; tan lejos se encuentra nuestro cuerpo de poder hacer de dicho gas el menor uso. Una de las más primordiales condiciones que han de ofrecer las habitaciones, es que en ellas pueda renovarse fácilmente el aire, para evitar que llegue a tener una proporción excesiva de ácido carbónico.

Pero esta sustancia, que para nosotros y para todos los animales es veneno, es alimento para las plantas; y si no fuera alimento para éstas, no podría ser venenoso para aquellos, porque no existirían animales que pudiesen ser envenenados por él. De esta manera, los seres vivos dependen unos de otros. Ahora bien, la gran cuestión es la siguiente: ¿de qué modo procede la planta para procurarse alimento del ácido carbónico ? Este gas, por sí, no es de mayor utilidad a la planta que a nosotros mismos. Hemos visto que la planta lo expele cuando respira, ni más ni menos que lo que hacemos también nosotros, y si aquélla volviera a absorberlo, en la forma que lo expulsa, moriría con toda seguridad, como pereceríamos nosotros si sólo respirásemos el aire que hemos respirado ya, o el que han respirado otras personas.

La única manera de que la planta utilice como alimento el ácido carbónico es descomponiéndolo en los dos elementos de que está formado, carbono y oxígeno, de los cuales se queda con el primero, que es un excelente alimento, y restituye el oxígeno al aire. Esta es¿ como se ve, una operación inversa a la de la verdadera respiración, y la planta sólo la ejecuta a la luz del día, porque el sol le suministra la energía necesaria para efectuarla; mas, aunque absorba el carbono tan sólo de día y respire noche y día, respira tan despacio y realiza aquella otra operación tan aprisa, que el resultado final es que quita al aire una cantidad mucho mayor de carbono que la que desprende, convirtiendo en su propia sustancia el carbono absorbido. Esta es la razón porque crece, y el mecanismo de su crecimiento. Las plantas crecen mientras viven, y los animales sólo durante un período relativamente breve de su existencia, pasado el cual no crecen ya más.

Esta es en realidad una de las mayores diferencias que existen entre animales y plantas, y de la gran energía solar depende exclusivamente la facultad que tienen éstas de fijar el ácido carbónico del aire y descomponerlo en sus dos elementos constitutivos, absorber el carbono y desprender el oxígeno, convirtiendo al primero en sustancia propia.

Toda planta verde ejecuta esta operación toda su vida, durante aquellas horas del día en que luce en el firmamento la luz solar con intensidad suficiente. El carbono que la planta ha absorbido así de la atmósfera, lo fija y elabora, convirtiéndolo en substancias que los animales (sin excluir el hombre) pueden comer.