Viaje imaginario de Tartarín al remoto oriente
Una vez, no obstante, por poco hubiera tenido parte en un gran viaje a Shanghai. De hecho estuvo a punto de ir; y la gente hablaba tanto de su intención de hacerlo, que después de algún tiempo parecía como si hubiera realmente estado en Shanghai. Preguntábanle en son de broma qué tal era allí la vida; y él lo contaba con toda sencillez y les describía las correrías-de los tártaros.
-Entonces puse a mis hombres en armas -explicaba Tartarín por centésima vez-, icé la bandera consular, y... ¡pim! ¡pum!, empieza el fuego desde las ventanas sobre los tártaros.
Quizás alguien pensará que Tartarín contaba patrañas deliberadamente, pero no era así; lo que sucede es que el sol es tan fuerte en el Mediodía de Francia, y particularmente en Tarascón, que parece engrandecerlo todo, haciendo surgir en los ánimos de las personas imaginativas visiones de cosas que quisieran hacer, y no hacen nunca, pero que con el tiempo creen que las han realizado.
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