Gulliver no puede andar por el palacio por temor a derrumbarlo


“El patio exterior era un cuadrado de doce metros e incluía otros dos patios; en el más interior hallábanse las habitaciones regias. Los edificios exteriores medían, a lo menos, metro y medio de altura, y me era del todo imposible pasear por entre ellos, sin ocasionarles grandes desperfectos, a pesar de que las paredes estaban sólidamente construidas de piedra de sillería y de un grosor de unos nueve centímetros.

“AL mismo tiempo el emperador tenía gran deseo de que viera la magnificencia de su palacio; pero no pude hacerlo hasta después de tres días que hube de pasar cortando con mi cuchillo algunos de los árboles más grandes del Parque Real, a unos noventa y cinco metros de distancia de la ciudad. De estos árboles hice dos taburetes de un metro aproximadamente cada uno, y lo bastante fuertes para soportar el peso de mi cuerpo.

“Habiendo recibido los habitantes un segundo aviso, fui al palacio pasando nuevamente por la ciudad con mis dos taburetes en las manos. Cuando llegué al lado del patio exterior me subí a uno de los taburetes y sostuve el otro con la mano; lo levanté por encima del tejado y lo coloqué suavemente en el espacio que había entre el primer patio y el segundo, que tenía unos dos metros y medio de ancho. Salté luego muy fácilmente por encima de los edificios, de un taburete a otro, y levanté el primero ayudado de un bastón con gancho.”