La sorpresa de Picaporte y de qué manera empezó mister Fogg su extraordinario viaje


La calma con que comunicó esta noticia a su nuevo criado dejó al buen francés mudo de sorpresa. Entonces se dispuso a hacer los acostumbrados preparativos de marcha; pero su amo le dijo que no era necesario, pues no se llevarían más equipaje que la ropa de noche, una o dos camisas y tres pares de calcetines y que todo lo demás ya lo irían comprando por el camino.

A las 8 de la noche, Picaporte ya lo tenía todo preparado, y después de cerrar cuidadosamente todas las habitaciones, encontró a su dueño dispuesto a salir. mister Fogg puso en su maletín un enorme fajo de billetes de banco, y encargó a su criado que tuviera mucho cuidado con él, pues su contenido no bajaron de 20.000 libras. Entonces salieron de casa, llevando Picaporte el maletín, el impermeable de su señor y la manta de viaje. Cerraron la puerta con doble llave y encaminándose a una parada de coches que había enfrente, alquilaron uno que los condujo rápidamente a la estación de Charing Cross. Allí lo aguardaban sus cinco amigos del club para despedirlo, a los cuales comunicó que llevaba su pasaporte y que lo haría visar en cada ciudad importante de su ruta como demostración de su viaje. A las 8.45 de la noche salía el tren de la estación, y nuestro héroe empezaba la vuelta al mundo.

Siete días más tarde, entre la gente que aguardaba la llegada a Suez del vapor Mongolia, se encontraban en el muelle dos caballeros manteniendo viva conversación. Uno era el cónsul inglés, el otro un hombre; bajito y delgado, de mirada viva, pero inquieta, cuyos ojos no podían estar nunca fijos en un punto. Este hombre era Fix, uno de los muchos detectives destacados en todos los puertos principales para descubrir al autor del robo del Banco, cuya discusión había sido la causa inicial del viaje que Phileas Fogg iba a dar, de tan singular manera, en tan breve plazo, alrededor del mundo.

Este Fix tenía la teoría de que el ladrón había escogido una nueva ruta para largarse a América, en vez de hacerlo por las acostumbradas de Occidente, y que viajando hacia el Este, pasando por la India y el Japón, trataría de llegar a América por el camino menos usado.