La caída del primero de los enemigos de Dantés
El Conde de Morcerf, acusado de traición contra Alí, tuvo que comparecer ante el alto tribunal del Senado e iba ya a ser absuelto, cuando se presentó de repente una mujer cubierta con un espeso velo, para prestar declaración, afirmando que era la hija de Ali-Bajá, y que Morcerf no solamente había vendido a su padre a los turcos, sino que había vendido también a su madre y aun a ella misma como esclavas. La mujer del velo era Haidée, la pupila de Monte-Cristo. El conde de Morcerf quedó con esto arruinado; y cuando su hijo Alberto supo el papel que había desempeñado el Conde de Monte-Cristo en la deshonra de su padre, insultóle públicamente en la Ópera, y tuvo al instante la satisfacción de contar con la oportunidad de vengarse en un duelo a pistola, que debía efectuarse a la mañana siguiente en el bosque de Vincennes. Pero la Condesa de Morcerf fue a suplicar al Conde aquella misma noche, que no diera muerte a su hijo. Durante su lacrimosa entrevista, oyó Mercedes de labios del mismo Edmundo Dantés-pues ella no había dudado jamás de que Monte-Cristo y él eran una misma persona-la traición de su esposo y la infamia de Danglars y Villefort.
-Pero haré lo que me pedis,- dijo,-vuestro hijo vivirá.
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