El poema


El rey Alfonso VI había enviado al Cid a cobrar las parias del rey moro de Sevilla. Éste es atacado por el conde castellano García Ordóñez, y aquél, amparando al moro vasallo de su rey, vence al conde y le arranca un mechón de las barbas, afrentan? dolo, al tomarlo prisionero en Cabra. A raíz de esta ofensa, García Ordóñez y otros nobles envidiosos lo pusieron mal con el rey, como buenos adulones que eran, y éste, creyéndolos, y para cobrarse viejas cuentas, sobre todo en venganza por haberle hecho el Cid prestar el juramento de Santa Gadea, le mandó decir, por una carta, que saliera del reino.

Ruy Díaz de Vivar, el Cid Campeador, convocó a sus vasallos y deudos, pues quería saber quiénes estaban dispuestos a desterrarse con él y quiénes no. Alvar Fáñez le contestó por todos: “En vuestro servicio se nos han de acabar nuestros caballos y muías, dinero y vestidos”. Entonces, con los suyos, “sus mesnadas”, partió de Vivar, el valiente caballero, y se encaminó a Burgos.