De qué manera la duración del día se irá alargando
Por el persistente efecto de las mareas, que frena el movimiento de rotación de la Tierra, el día se alarga, de manera imperceptible para nosotros, pero ininterrumpidamente. Al mismo tiempo, la Luna se va alejando de la Tierra; y, por consiguiente, emplea más tiempo en dar cada vuelta. Se cumple aquí también la ley de Kepler, que es consecuencia de la gravitación universal, según la cual cuanto más alejado está un astro del que rige sus movimientos, más lentamente se desplaza por la órbita. Hemos podido comprobar este hecho en el estudio de los planetas de la gran familia heliocéntrica.
Todos esos cambios no se verificarán con la misma velocidad, tal como puede establecerse en nuestros días. Si bien el mes lunar, que depende de. la revolución de la Luna en torno de nosotros, irá aumentando, la velocidad de rotación de la Tierra disminuirá más rápidamente. En ese lejano futuro, la Luna empleará casi dos meses de los actuales en dar vuelta en torno a la Tierra; y ésta empleará el mismo tiempo en cumplir una rotación. Vale decir que el día solar será cuarenta y siete veces más largo que el actual; el Sol cruzará muy lentamente por el cielo, muy lentamente se ocultará en el horizonte, y nos sumirá en una noche de casi un mes de duración. La Luna, en cambio, parecerá fija en el cielo, vista desde un hemisferio, y desde el otro será invisible
Cuando esa situación se plantee, dejarán de producirse las mareas lunares; pero continuarán actuando las mareas menores que tienen origen solar. Por tal motivo, el período que hemos explicado tampoco será estable, pues la Tierra continuará frenando su movimiento rotatorio. Y la duración del día cada vez será mayor. Como la Luna mantendrá, mientras tanto, su velocidad adquirida, superará la velocidad de la Tierra; y entonces parecerá moverse en sentido contrario al que observamos ahora. El Sol continuará saliendo por el Este para ponerse por el Oeste; pero la Luna aparecerá por el Oeste y se ocultará por el Este.
Estas consideraciones no son antojadizas; resultan de tener en cuenta los movimientos relativos. Muchas veces, yendo en un tren a gran velocidad, hemos alcanzado a otro de carga que se mueve en el mismo sentido más lentamente; al pasarlo, nos parece que se mueve hacia atrás.
En el sistema planetario, el ejemplo de Marte es análogo al caso que estamos considerando. De los dos satélites que posee ese planeta, uno de ellos da más de tres vueltas a su alrededor, mientras Marte da una sola alrededor de su eje.
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