De cómo fue registrando el mundo entero para buscar un trozo de bambú


Jamás se había practicado en el mundo un registro semejante. Partieron comisionados en todas direcciones con encargo de buscar yerbas, palmas y bambúes. Algunos recorrieron los inmensos territorios brasileños, atravesando millares de kilómetros de pantanos y eriales y ciénagas. Otros registraron el resto del continente sudamericano, a través de distritos castigados por las fiebres y los más venenosos insectos, donde aves maravillosas lucen sus bellos colores y donde las luciérnagas, incomparablemente más bellas que todas las obras salidas de las manos de Edison, alumbran la oscuridad de la noche con sus mágicas fosforescencias. Uno de estos emisarios, tras un espantoso viaje, encontró un bambú ideal; pero cuando regresó a su hogar estaba enfermo y había olvidado el lugar donde lo hallara. Marchóse de los talleres de Edison y jamás se ha vuelto a saber nada de él. El último emisario dio la vuelta al mundo entero buscando el precioso filamento, y regresó trayendo el bambú de mejor calidad; pero supo, al llegar, la noticia de que Edison había ya encontrado lo que necesitaba en los bambúes del Japón.

Había ensayado ochenta clases diferentes de bambúes y 6.000 sustancias diversas en total; y, de tan crecido número, sólo cuatro reunieron las condiciones requeridas. Los bambúes japoneses producen muy buenas fibras debajo de la corteza ya madura; estas delgadas fibras, carbonizadas y hábilmente tratadas, fueron la materia usada durante los primeros nueve años de alumbrado eléctrico por el sistema Edison. Con ella se alumbraron las principales ciudades europeas, si bien se han introducido mejoras importantísimas desde aquella época hasta la actualidad.

¿Y no padeció este hombre extraordinario ninguna decepción en su larga carrera? Sí que las padeció, y muy grandes; pero tuvo el valor suficiente para no desalentarse por ellas. Creyó que el mejor éxito pecuniario de su vida iba a ser la invención de un nuevo proceso para extraer el mineral de hierro de la tierra y de las rocas. El mineral existe en algunos lugares en cantidad tan escasa, que no compensa los gastos que hay que hacer para extraerlo. Edison inventó un procedimiento para triturar a máquina la primera materia y extraer de ella todo el hierro que contiene por medio de imanes.