Segundo y tercer viajes de Colón, sus cadenas y su infortunio
En Haití naufragó uno de sus buques, y construyó con sus maderas un fuerte para refugio de los que quisieron quedarse, que fueron los primeros colonizadores del Nuevo Mundo. Después regresó a España, y llegó al puerto de Palos el 15 de marzo de 1493. Había descubierto, realmente, un nuevo hemisferio, mas no los países que él creía. Trajo consigo cierto número de indígenas, oro, pájaros extraños, plantas curiosas -entre ellas, algodón-, armas de los naturales y muchas otras cosas. Fue recibido en la corte como un gran conquistador, permitiéndosele sentarse delante de los reyes -honor señaladísimo- mientras hacía un minucioso relato de su gloriosa aventura. Colmóselo de los mayores honores; y no tardó en partir otra vez al mando de una segunda expedición, más numerosa que la anterior.
Descubrió en este viaje las islas que llamamos hoy día la Dominica, Santa Cruz, Puerto Rico y otras varias, pero halló totalmente aniquilada la colonia que dejara en Haití. Fundó entonces una nueva colonia, descubrió minas de oro y pasó de una isla a otra, en busca aún de la opulenta tierra tan deseada, hasta que la ansiedad y la fiebre pusiéronlo en trance de muerte.
Entretanto, rivales envidiosos que lo habían acompañado en aquella expedición, tendiéronle viles e innobles celadas. Los españoles tomaron posesión del país, no como colonizadores, sino como conquistadores, y no tardaron en surgir graves desavenencias y conflictos con los naturales. Durante su ausencia, habían sido enviados a España maliciosos informes por mediación de las naves que ya entonces empezaron a hacer la travesía entre dicho país y las Indias Occidentales. Cuando regresó nuevamente a la península, fue recibido con amabilidad, pero su cargo de virrey de los nuevos territorios sólo subsistía de nombre. Los yerros de los colonizadores fueron todos achacados a Colón. Además, causó al rey profunda contrariedad el hecho de tener que aprontar dinero para las expediciones, en vez de recibir sin demora tributos importantes.
Colón realizó su tercer viaje en 1498, y descubrió una nueva isla, a la que llamó Trinidad; llegó después al verdadero continente sudamericano, pero cuando logró por fin descubrir la ansiada tierra firme, tomóla por otra isla, y, al explorar las bocas del Orinoco, creyó que los promontorios que a su vista se presentaban eran también nuevas islas. Sin embargo, al fin logró convencerse de que había descubierto un continente.
Después de esto, empezaron a emigrar a los nuevos territorios aventureros españoles que no se avinieron a soportar el mando ni las genialidades del Almirante, y provocaron rebeliones contra su autoridad. En rigor de verdad, Colón no supo desempeñar el gobierno que los reyes le habían confiado, y cometió la poco encomiable acción de proponer a Fernando e Isabel la empresa de negociar la venta de los indios como esclavos, lo cual fue causa de que, indignada, la reina mandara destituirlo inmediatamente, y comisionara para ello al comendador Bobadilla. Colón fue enviado a bordo de una nave, para ser conducido a España, cargado de cadenas. El capitán del barco quiso quitarle los grillos, pero Colón negóse a ello con altivez, diciendo que no le serían quitados hasta tanto no lo dispusiese el mismo rey de España. Sin duda, el comendador Bobadilla debió de extralimitarse al cumplir las instrucciones que había recibido, porque cuando llegaron a España las noticias del ultraje, conmovióse la nación y se dieron a Colón todo género de satisfacciones, procurándose reparar por todos los medios posibles tan inmerecido agravio; pero jamás olvidó el ilustre navegante este terrible capítulo de su vida, y conservó siempre a su lado sus cadenas, para recordar, como él decía, la recompensa que merecen los servicios públicos.
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