El espíritu aventurero de Cellini y su amor por los viajes
Su espíritu aventurero le hizo amar el misterio de los viajes. A la edad de 19 años comenzó a recorrer el mundo. Visitó a Roma y otras ciudades de Italia y luego las capitales más importantes de Europa. La extrema maestría y el dominio de su arte le abrieron todas las puertas: príncipes, reyes, papas y grandes magnates le dispensaron siempre cálido recibimiento, aprovechando para sí el fruto de su maravillosa artesanía, que les brindaba delicadas estatuas y piezas de fino metal artísticamente cinceladas: tazas, saleros, medallas, monedas y sellos salidos de sus manos engalanaron la corte de esos mecenas del Renacimiento.
Trabajó Cellini con igual gusto y habilidad el oro, la plata y las piedras preciosas, embelleciéndolos con tal derroche de fantasía y hermosura, que difícilmente sus trabajos podrán ser superados.
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