Las publicaciones de Humboldt y su infatigable laboriosidad
Humboldt y Bonpland se embarcaron en Nueva York, a fines de junio de 1804, y desembarcaron en Burdeos, el 9 de julio, con sus ricas y numerosas colecciones zoológicas, botánicas y mineralógicas, que aún enriquecen los museos de París y Berlín.
Durante veinte años permaneció Humboldt en París estudiando, cada media hora, y durante largo tiempo, las variaciones de la aguja imanada, con el objeto de examinar lo que se llama científicamente las tempestades magnéticas. La serie de sus publicaciones (que demuestran mejor que nada la ciencia, la infatigable laboriosidad, el celo activísimo de aquel hombre extraordinario) es como sigue: Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente, relación histórica con atlas geográfico, geológico y físico; Vista de las cordilleras y los monumentos de los pueblos indígenas de América, con magníficos dibujos del natural, hechos por Humboldt, de las montañas y construcciones antiquísimas de México y Perú; Observaciones de zoología y anatomía comparadas, obra de mucho interés para los naturalistas; Ensayo político sobre el reino de Nueva España, con atlas de preciosos dibujos del natural, importantísima obra que abraza las riquezas minerales, la agricultura, la industria, el comercio, la hacienda y hasta la defensa militar de los antiguos virreinatos de México y el Perú; Resumen de observaciones astronómicas, de operaciones trigonométricas y de medidas barométricas; Ensayo sobre la geografía de las plantas; Física general y geología; Plantas equinocciales recogidas en México y en la isla de Cuba; Ensayo político de la isla de Cuba, y otras muchas.
En 1818 Humboldt recibió una pensión del rey de Prusia para que explorara el Tíbet y las montañas del Himalaya, y después visitó las principales poblaciones de Italia; en 1828 fue elegido presidente del congreso de naturalistas y filósofos reunido en Berlín, y en 1829, aunque tenía ya la edad de sesenta años, emprendió un viaje de exploración por el interior de Rusia y el Asia Central, que duró seis meses y en el que recorrió más de 3.000 millas geográficas.
En 1835 tuvo el dolor de perder a su hermano Guillermo, precisamente cuando preparaba la publicación de su grandiosa obra Cosmos, la cual se retardó, por consecuencia de aquella desgracia, hasta 1843 y 1844; Cosmos, descripción física del mundo, comprende, en tres volúmenes, toda la ciencia que poseía el cultísimo espíritu del ilustre sabio, recogida en su larga existencia de estudio, observación y experimentos incesantes.
En 1858, cuando dio la última mano al tercer volumen de su Cosmos, supo la muerte de su amigo y compañero de viajes, Aimé Bonpland, y este golpe fue mortal para el insigne sabio. El 6 de mayo de 1859 murió Alejandro de Humboldt, en la modesta casa que habitaba en Potsdam.
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