¡YO NO SE MANDAR COBARDES!
El hecho que vamos a relatar ocurrió el 20 de febrero de 1827, durante la batalla de Ituzaingó, la más importante acción militar de la guerra que sostuvieron Argentina y el Imperio del Brasil.
El entonces coronel Manuel Oribe, posteriormente general y presidente del Uruguay, mandaba un batallón de caballería que, desalentado por las infructuosas y repetidas cargas llevadas contra los imperiales, se desmoraliza, retrocede y desobedece la voz de su jefe, quien se obstina en llevarlos de nuevo a la pelea.
Ante tan insólita actitud, Oribe baja de su caballo y, delante de sus soldados, que lo contemplan atónitos, arráncase las charreteras, las tira al suelo y las pisotea airado, al tiempo que exclama: “¡Esto es lo que ustedes se merecen! ¡Sepan que yo no sé mandar cobardes!”
Dichas estas palabras, vuelve a montar y se precipita sobre los batallones enemigos, sin hacer caso de sus soldados. Pero éstos, electrizados por tan valiente actitud, se rehacen, aprietan filas, siguen a su jefe y ponen al enemigo en precipitada fuga.
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