EL HEROICO SACRIFICIO DE UN HERMANO
Después de la última victoria que logró el valiente Manrique, capitán de Fernando I de Aragón, contra el hijo de este rey, el rebelde marqués de Villena, determinó este último ahorcar a seis de sus prisioneros, en virtud de la suerte igual que iban a sufrir otros seis de los suyos, en poder de los contrarios. Había entre aquellos un escudero, Martín Saíz Talaré, casado y con hijos, que tenía un hermano menor llamado Juan. Enterado éste de la desgracia del primero, se empeñó en ofrecerse por él a sufrir la última pena. El hermano mayor se negó repetidas veces; pero el más joven, después de argüir muy conmovido que, como su hermano era casado y con hijos pequeños, los cuales quedarían desamparados, era mejor que él muriese en su lugar, puesto que de su muerte no se le seguiría daño a nadie; con tal ahínco rogó al mismo capitán que se cumpliera así la sentencia, que por fin se llevó a cabo tan sublime sacrificio.
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