LOS DOS REYES


Había una vez un soberano que envió en cierta ocasión un mensaje al rey del país vecino, concebido en estos términos:

“Enviadme un cerdo azul con la cola negra, o si no...”

A lo cual replicó el otro rey: “No tengo ninguno; pero si lo tuviera...”

Al recibir el primero esta respuesta, montó en cólera y declaró la guerra a su vecino. La lucha duró muchos meses, hasta que, cansados ya, concertaron los dos una entrevista.

-¿Qué quisisteis dar a entender -dijo el primero- al decirme: “Mandadme un cerdo azul con la cola negra, o si no...?”

-Pues sencillamente -dijo el otro-, que me enviaseis un cerdo azul con la cola negra, o si no, otro de cualquier color. Y ahora, decidme, ¿qué quisisteis significar al contestarme: “No tengo ninguno, pero si lo tuviera...?”

-Pues la cosa más sencilla del mundo; que si lo tuviese, os lo enviaría sin dilación.

-¡Dios me valga, y qué necios hemos sido! Hagamos sin demora la paz, y seamos buenos amigos.

La paz fue concertada, y la historia fue escrita con letras indelebles en los anales de ambos reinos, a fin de que sirviese de saludable advertencia a los reyes venideros, para que no se porten de ligero y pesen bien las palabras antes de considerarse ofendidos.