La serpiente de cien cabezas
Era la Hidra una serpiente acuática de siete o de nueve cabezas que crecían instantáneamente cuando se las cortaban. Semejante monstruo causó estragos en la provincia de Argolis devorando a hombres y animales, a los que atraía al pantano donde se refugiaba.
Hércules recibió orden de matarla, y ayudado por su amigo Yolas, cortó las cabezas de la serpiente, y aplicó antorchas encendidas en las heridas; después mojó sus flechas en la venenosa sangre, para que aquéllas fuesen incurables.
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