El conquistador y el artista
Alejandro Magno, el conquistador de casi todo el mundo en su tiempo, entró un día en el estudio de un artista y, mientras contemplaba a éste en su trabajo, habló del dibujo, del color y de otros asuntos que conocía muy poco o nada.
Al fin, el artista, volviéndose al rey, le dijo sonriendo:
-¿Pero no ve, noble príncipe, que aun el aprendiz que cuida de mezclar los colores se está riendo de V. M.?
Alejandro, en vez de enojarse, aceptó el reproche y dejó de hablar de lo que no entendía.
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