De qué modo podemos ver claramente un pedazo de aire sólido
A simple vista no es posible distinguir el aire líquido del agua; y asimismo el aire sólido ofrece un aspecto casi idéntico al del hielo. Claro está que el aire sólido es mucho más frío que el aire líquido; y, sin embargo, todavía es posible alcanzar temperaturas mucho más bajas.
Mediante el empleo del aire líquido, y con ayuda de una maquinaria muy costosa y resistente, es posible licuar cuantos gases son conocidos. La licuefacción del más ligero de todos los gases, el hidrógeno, fue un gran triunfo, y por medio del hidrógeno líquido se obtiene, por espacio de unos pocos segundos, hidrógeno sólido. Últimamente han sido coronados por el éxito los esfuerzos que se han realizado para reducir al estado líquido el gas helio.
La pregunta que ahora se nos ocurrirá es la siguiente: ¿cuál es el punto más bajo de la escala termométrica alcanzado por medio de esos gases? La contestación que puede darse es que los progresos realizados en estos últimos años nos han permitido alcanzar, por espacio de un momento, algo menos de 1,50 grados absolutos. Claro está que 1,50 grados absolutos corresponden a 271,50 grados bajo el punto de congelación del agua en la escala termométrica centígrada. A primera vista parece que estamos próximos a alcanzar la meta ansiada por todos los químicos; si, en efecto, hemos llegado aló 1,50 grados sobre el cero absoluto, es posible que podamos
salvar la distancia que todavía nos separa de él. William F. Giauque, fisicoquímico canadiense -Premio Nóbel de Química 1949-, alcanzó en EE. ÚU. la temperatura de 0,0014° absolutos o Kelvin -272,9986°C-, dintel del cero absoluto, enfriando con helio ¡líquido en el vacío una sal magnetizada que se desmagnetizaba en forma brusca.
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