El galvanómetro: origen de los instrumentos eléctricos
Hemos mencionado anteriormente el amperímetro, el voltímetro y el ohmímetro, cada uno como instrumento apropiado para una determinada medición; veremos ahora que, sin embargo, ellos son derivados de un único instrumento: el galvanómetro. Éste constituye una aplicación interesante de la acción de un campo magnético, producido por un imán, sobre el campo magnético originado en una bobina por la corriente eléctrica. El nombre del instrumento proviene de Galvani, famoso físico y médico italiano que realizó interesantes comprobaciones que sirvieron de base para que otro investigador, Alejandro Volta, hiciera una importante conquista para la ciencia: el descubrimiento de la pila eléctrica.
Nos referiremos, también, a un tipo de galvanómetro muy sencillo; es el que lleva el nombre de D'Arsonval y que consta principalmente de un imán en forma de herradura, entre cuyos polos se encuentra una pequeña bobina hecha con alambre muy delgado. Esta bobina es móvil, o sea que puede realizar movimientos de rotación alrededor de un eje, y sobre ella está sujeta una aguja indicadora, de manera que cualquier movimiento de la bobina provocará un movimiento de la aguja. Veamos cómo funciona este sencillo aparatito; supongamos que nos interesa saber si circula corriente eléctrica por un conductor. En tal caso intercalamos nuestro galvanómetro; ello significa que debemos cortar el conductor y conectar los extremos a la bobina. De esta manera la corriente eléctrica estará obligada a pasar por el bobinado del galvanómetro, lo cual permite que se origine un campo magnético en la bobina. Ésta, entonces, actuará como si fuese un pequeño imán. ¿Cuál es la situación ahora? Pues que tenemos dos imanes frente a frente; el del galvanómetro, que como dijimos tiene la forma de herradura, y el originado por la corriente eléctrica. Inevitablemente el bobinado sufrirá, por la acción de estos campos magnéticos, una rotación, que nosotros podremos apreciar por el desplazamiento de la aguja. Es claro que esta acción es constante mientras dure el pasaje de corriente, de manera que si en alguna forma no detenemos el bobinado, éste rotará como si fuese un pequeño motor. Para evitar esto, se le aplica un resorte, el cual se estirará según sea la fuerza que actúe sobre la bobina. Por otra parte, en cuanto cese la corriente, el resorte llevará la bobina a la posición que ocupaba originalmente.
Según esta descripción, el galvanómetro puede utilizarse para saber cuándo circula corriente por un conductor o por un circuito; sin embargo, su utilidad es mucho más amplia, pues basta que coloquemos una escala debajo de la aguja, para que se convierta en un instrumento capaz de medir intensidades de corriente. En efecto, cuanto mayor sea dicha intensidad, mayor será el desplazamiento de la aguja ya que el campo magnético originado en la bobina será también de mayor intensidad. Hay que tener bien en cuenta, sin embargo, que el galvanómetro no podrá ser utilizado cuando la intensidad de la corriente sea muy grande, puesto que el bobinado estaba hecho con alambre muy delgado, lo cual entraña el peligro de que se queme. Téngase presente que toda corriente eléctrica produce calor; así, en una estufa, la cantidad de calor es tal que pone al rojo el alambre de la resistencia, y, si éste no fuese suficientemente grueso, se quemaría. Es esto lo que podría ocurrir si se hiciese pasar por el galvanómetro una corriente muy intensa. ¿Cómo nos ingeniaríamos, entonces, para medir exactamente intensidades grandes?
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