Cuando el galvanómetro se convierte en amperímetro
Supongamos que el tránsito de vehículos por una determinada calle fuese muy grande, ¿cómo haríamos para que en un tramo de la misma fuese menor? Una solución simple podría ser la de desviar una parte de los vehículos, en el tramo requerido, hacia una calle adyacente, paralela a la primera. Algo muy parecido se hace cuando se quiere medir intensidades grandes de corriente con un galvanómetro. Por este motivo se coloca, entre los extremos de la bobina, un grueso alambre que hace las veces de la calle paralela, con lo que se logra que la mayor parte de la corriente se derive por un conducto (llamado shunt) en tanto que una pequeña parte pasará por la bobina del galvanómetro. En la práctica, este conjunto (galvanómetro y shunt) forma una sola unidad, conocida con el nombre de amperímetro.
La utilidad del galvanómetro no se limita a la medida de intensidades; también puede adaptarse para realizar mediciones de diferencias de potencial y de resistencias; pero para poder comprender cómo se lo adapta para estos fines, es necesario que aprendamos algunas cuestiones interesantes de las conexiones eléctricas.
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