Todas las operaciones se realizan y regulan automáticamente


Prácticamente resulta imposible que una persona pueda controlar y regular todas las operaciones que hemos descrito anteriormente, dado que las variaciones de temperatura, humedad, etcétera, varían constantemente durante el día; por tal razón los equipos do acondicionamiento del aire cuentan con instrumentos que realizan una regulación automática, manteniendo constantes la temperatura y la humedad. Estos instrumentos se denominan termostatos e higrastutos; el uno sirve para controlar la temperatura y el otro, la humedad. Pueden ajustarse a la temperatura o humedad que se desee, y luego ellos se encargan de comunicar y poner en funcionamiento los reguladores y válvulas que realizan la regulación previamente señalada.

Las pulverizaciones de agua son en parte útiles para desodorizar el aire, pero en casos especiales se utilizan filtros adecuados. Éstos contienen polvo de carbón, el cual absorbe con mucha facilidad los olores del aire que lo atraviesa y así lo purifica. En pocos años el aire acondicionado ha recibido tan innumerable cantidad de aplicaciones que quizá podamos afirmar que no está lejano el día en que se lo distribuya a todos los hogares así como hoy nos llega el agua purificada apta para beber. Si tenemos en cuenta que la mayor parte del día estamos dentro de habitaciones y que el aire de las ciudades está sobrecargado de residuos de combustiones de fábricas y automotores, caeremos en la cuenta de que es tan necesario como el agua disponer de aire fresco y puro. Casi lodos los rascacielos modernos, los edificios públicos o importantes hoteles, se construyen corrientemente con servicios centrales de acondicionamiento de aire.