Reformas posteriores dentro de la música sacra
Hasta el siglo vil sólo existieron la música homo fónica y la antifónica, es decir, la de los tonos idénticos y la de aquellos tonos separados por una octava justa. Dos siglos después Hubaldo de Flandes habló de un sistema musical de varias partes, por la sucesión de intervalos de cuartas y de quintas. Este tipo de armonización, llamado diafonía u organum, se colocaba encima o debajo del canto gregoriano, que tomaba el nombre de canto fermo, porque mantenía la melodía mientras las otras voces se entrelazaban por encima o debajo de él; de esta manera la diafonía u organum se convirtió en el antecedente más lejano de la polifonía o canto de varias voces simultáneas.
Otra reforma que cabe destacar en las postrimerías de la Alta Edad Media es la que llevó a cabo, en Toscana, Guido d'Arezzo (995-1050) y que estaba destinada a provocar una verdadera revolución en el orden musical. Su principal mérito consistió en haber creado un sistema de escritura que facilitó la lectura de la música y unificó el criterio un tanto arbitrario que había predominado hasta entonces, basado en signos especiales llamados neumas, los cuales se limitaban a señalar los ascensos o descensos de los sonidos, indicando, por aproximación, la línea melódica de los mismos. Guido d'Arezzo facilitó las cosas creando el sistema de las cuatro líneas paralelas o tetragrama, donde se podía ubicar con exactitud la altura de cada nota; más tarde se agregó una quinta línea y así nació nuestro actual pentagrama. Además dio nombre a las notas, pues hasta entonces se las reconocía con el de las siete primeras letras del alfabeto. Para ello se inspiró en la sílaba inicial de cada verso de la primera estrofa del Himno a san Juan Bautista que dice:
UT queant laxis REsonarís fibris Mira gestorum FAmuli tuorum, SOLve polluti LAbii reatum Sánete Iohannes...!
El nombre de la séptima nota de la escala se estableció en el siglo xv con las iniciales de las dos únicas palabras del último verso. En cuanto a la primera nota de la escala, do, se la siguió llamando Ut durante mucho tiempo, y con este mismo nombre se la distingue aún en algunos países nórdicos.
De este modo cerramos el capítulo dedicado a la música durante la Alta Edad Media, que abarca los cinco primeros siglos de los diez que establece la división tradicional. Durante la Baja Edad Media, es decir, del siglo x al xv, junto con la música sacra comenzó a desarrollarse un tipo de música profana de la que nos ocuparemos en el próximo capítulo.
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