La reforma gregoriana o la reforma del papa músico
Dos siglos después san Gregorio Magno, conocido también como el Papa-músico (540-604), reformó el canto litúrgico impuesto por san Ambrosio, dándole un carácter más severo, sin ornamentos inútiles. Compuso, además, nuevos cánticos e indicó el lugar que les corresponde en el desarrollo de los oficios religiosos. A los cuatro modos auténticos del canto ambrosiano, san Gregorio agregó otros cuatro derivados que fueron llamados modos plágales. El canto gregoriano es un canto esencialmente homofónico, en el que las voces cantan al unísono o con una diferencia de una octava justa. Originariamente fue también un canto a capella, es decir, sin acompañamiento instrumental. Sólo mucho después se admitió como instrumento acompañante al órgano, que, por sus características, se adapta a la solemnidad de los templos y conventos. Esta reforma, conocida como reforma gregoriana fue aceptada inmediatamente por toda la cristiandad, y a partir de 1903 el canto gregoriano se convirtió en la única música autorizada que admite la Iglesia católica, por disposición de una encíclica de Su Santidad Pío XI. San Gregorio estableció, además, la primera escuela de cantores de Roma y reunió en una colección los cantos de carácter litúrgico que integran el antifonario.
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