Un arquitecto y una bella cúpula consagrados por la fama
Santa María de las Flores, la catedral de Florencia, también llamada el Duomo, sin duda el más importante edificio de la ciudad, posee una hermosa cúpula. Fue su primer arquitecto Amoldo di Cambio; el campanile (campanario) fue proyectado e iniciado por Ambrosio di Bondone, conocido como Giotto; la esbelta cúpula, de una amplitud aproximada de cuarenta y tres metros, medidos al pie del octógono de la base, fue proyectada e iniciada por Brunelleschi.
Desde las afueras de Florencia, el viajero que a ella se encamina ve destacarse, franca y notablemente, del conjunto de la edificación, la silueta ojival de este portento que mide ciento diecisiete metros de altura, realizado con doble cascarón, interno y externo, sobre un muro atravesado por un ojo de buey en cada una de sus ocho caras; y ofreciendo, en lo más alto, la llamada linterna, prisma hueco dotado de ventanas que proveen a la ventilación y a la iluminación del interior.
Esta cúpula magnífica es digna del talento de su autor.
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