Contribuye Bolívar a libertar a Ecuador y Perú, y surge la República de Bolivia


En Guayaquil también habíase encendido la revolución; el Libertador San Martín acudió en auxilio de los ecuatorianos, y otro tanto hizo Bolívar: envió a Sucre con la vanguardia, y luego partió él con el mismo destino; enfrentó y venció a los realistas en Bombona, y a los pocos días Sucre los arrollaba en Pichincha, jornada que consagró la liberación de Ecuador.

Bolívar había resuelto incorporar el territorio de Guayaquil, que hasta entonces dependiera del Perú, a la Gran Colombia, federación constituida por Venezuela, Nueva Granada (Colombia) y Quito. La decisión final sobre el destino de Guayaquil hubo de discutirse en la famosa entrevista que en esa ciudad sostuvieron, sin testigos y a puertas cerradas, los dos grandes libertadores sudamericanos, San Martín y Bolívar; otras cuestiones se trataron allí, cuya naturaleza constituyó por mucho tiempo uno de los más apasionantes secretos de la historia de América. Tras ella San Martín abdicó todo mando, así político como militar, y dando un conmovedor testimonio de renunciamiento, expatrióse del mundo cuya libertad había sellado, en tanto Bolívar asumía la suprema autoridad militar en todo el territorio de la república peruana delegada por el congreso de Lima. En dos grandes batallas, las de Junín y Ayacucho (1824), se aseguró la independencia de América, y tras ellas nació en las provincias del Alto Perú (en agosto de 1825) una república que adoptó por nombre el de su libertador: la República de Bolivia.

El genio político de Bolívar concibió la creación de una organización de estados americanos, que mejor reglara sus relaciones y velara por los intereses comunes. Con esta finalidad invitó en 1822 a los gobiernos libres a enviar sus representantes al Congreso de Panamá. Pero la mayor parte de los pueblos americanos desoyeron aquel sabio llamado.