El brigadier general don Cornelio Saavedra fue el primer gobernante argentino


Al producirse las jornadas de mayo de 1810, al término de las cuales quedó depuesta la autoridad de: Baltasar Hidalgo de Cisneros, virrey del Río de la Plata, una figura consular se destacó con el relieve propio de los conductores de pueblo: la del coronel Cornelio Saavedra; era jefe; del regimiento de Patricios y el militar de mayor predicamento entre sus camaradas y el elemento civil propenso a la revolución. Saavedra venia distinguiéndose desde los días de ¡su actuación contra los invasores ingleses, y luego por su apoyo al virrey Liniers, al producirse la asonada del í9 de enero de 1809. Alentó desde sus comienzos los trabajos de los criollos que aspiraban a la separación política de las provincias americanas respecto de la Madre Patria; pero, de espíritu mesurado, aconsejó esperar el momento oportuno para dar el paso: trascendental; cuando se tuvo noticia de la caída del último refugio del gobierno de la Junta de Cádiz, Saavedra juzgó que la esperada oportunidad había llegado. Llamado por el virrey Cisneros para que sostuviera su autoridad con las fuerzas de su mando, le replicó que jamás las emplearía contra el pueblo, y que, por el contrario, si abandonaban sus cuarteles sería para hacer respetar la voluntad popular.

Saavedra fue un factor decisivo para el triunfo de los patriotas de Mayo y encarnación de las aspiraciones de la mayoría del vecindario porteño; también fue el abogado de los pueblos del interior, que exigían participar en la obra común. Por esto, cuando se constituyó la Junta Grande, con participación de los diputados del interior, segundo organismo de gobierno erigido en el Plata, Saavedra ocupó nuevamente la presidencia; de ella lo despojaría después un golpe de Estado, durante su ausencia de Buenos Aires, cuando a raíz del desastre de Huaqui trataba de reunir, al conjuro de su prestigio, las tropas dispersas del ejército de la revolución. En el período subsiguiente poco actuó Saavedra en política activa. Sus adversarios lo hicieron objeto de persecuciones; sufrió pena de destierro, y falleció en 1829. Rosas dispuso que se erigiera en el cementerio de la Recoleta, donde se sepultaron sus restos, un monumento funerario que perpetuara el recuerdo de quien tanto había significado en la gesta de la independencia. Don Cornelio Saavedra había nacido en Potosí, en 1761.