La isla de Santo Domingo fue una de las más ricas colonias españolas


El 6 de diciembre de 1492 llegó Cristóbal Colón a una isla grande, fértil, surcada de altas montañas. Los indígenas que la habitaban eran los tainor, amables, de un natural apacible, que vivían dedicados a la pesca y a la agricultura, temerosos de sus terribles enemigos, los indios caribes.

A esta isla, perteneciente al grupo de las Grandes Antillas, los aborígenes la llamaban Haití (tierra montañosa), y también Quisqueya (gran tierra) y Bohío (muy poblada). Colón la llamó La Española.

En esta isla paradisíaca se fundó e:\ 1496, a orillas del río Ozama, un establecimiento español; desaparecidos otros dos anteriores, el fuerte de la Navidad y la Isabela, que no prosperaron, llegó aquél a ser la ciudad de Santo Domingo, la primera ciudad fundada por europeos en América, y la que dio nombre a toda la isla.

La introducción del elemento negro esclavo comenzó en la isla a principios del siglo xvi, después de la importación y arraigo del cultivo de la caña de azúcar.

Desde 1630, filibusteros y bucaneros franceses e ingleses se habían establecido en la isla Tortuga, cercana a la costa de la actual Venezuela, y desde allí hostilizaban continuamente a los españoles. Llegó su osadía a tal punto que se establecieron en la isla y, por el tratado de Ryswick, fue cedida a los franceses la parte oriental de Santo Domingo que éstos habían ocupado. Esa colonia se convirtió en uno de los más ricos territorios de América por la excelencia de sus cultivos de caña de azúcar, café y algodón.

A fines del siglo xviii, por el tratado de Basilea, que puso fin a la guerra entre franceses y españoles, pasó a poder de Francia todo el territorio de la isla.