Los hombres que se lanzaron a la conquista de la hermosa isla de Cuba
El afán de Cristóbal Colón por hallar las tierras soñadas y las revueltas ocurridas en La Española (hoy Santo Domingo) explican cómo, habiendo parecido Cuba al Gran Almirante "la tierra más hermosa que ojos humanos vieron", al descubrirla durante su primer viaje el 27 de octubre de 1492, no estableciese en ella colonia alguna. También puede encontrarse explicación en que los indios del interior desviaron la ruta de los exploradores Rodrigo de Jerez y Luis de Torres, al asegurarles que hacia el oriente había un país abundante en oro. El caso es que, aunque Cristóbal Colón exploró en su segundo viaje el sur de la isla y volvió a ella otra vez en el cuarto viaje, y a pesar de la proximidad de Santo Domingo, no se emprendió la conquista de Cuba hasta 1511. es decir, cinco años después de la muerte del gran almirante. Los indígenas tainos la llamaron Cuba, voz derivada del vocablo ciba, que significa montaña, pero los españoles le dieran sucesivamente los nombres de Juam (en honor del príncipe Juan), Alfa y Omega, Fernandina, Santiago, Avemaría, San Salvador. Lengua de Pájaro y Grande Antilla.
Por encargo de Diego Colón, hijo del almirante, Diego de Velázquez, adelantado de La Española, acompañado de 300 hombres, emprendió en 1511 la conquista de Cuba; partió con cuatro carabelas de Salvatierra de la Sabana al puerto de Palmas, cerca de Maisi. Lo acompañaban en la expedición fray Bartolomé de las Casas, Bernal Díaz del Castillo, Francisco Hernández de Córdoba. Juan de Grijalba. Hernán Cortés, Pedro de Alvarado, Diego de Ordás. Gonzalo de Sandoval y otros que tanto se distinguieron después en la conquista americana. Los desmanes cometidos por los conquistadores en La Española eran ya conocidos en las islas circunyacentes, pues numerosos indios habían huido, espantados por las atrocidades en el fuerte de la Navidad, el suplicio de Anacaona, de Higuanama y de Mayonabex. Hallábase a la sazón en Cuba, en la región de Maisí, en el extremo de la isla, el cacique Hatuey, fugitivo de La Española, que había sublevado a los nativos contra el avance de Diego de Velázquez. Al ser sofocada la sublevación indígena por las huestes de Velázquez, Hatuey fue capturado y pereció en la hoguera. Exceptuando este fracasado levantamiento, y uno que otro intento de defensa, los conquistadores lucharon un poco al principio por el sometimiento de los indios, pero después la toma de posesión fue pacífica y en extremo fácil.
Los conquistadores se dedicaron a la explotación de tierras y de los esclavos, y por algún tiempo percibieron cuantiosos beneficios. Pero su carácter aventurero, sus ideas caballerescas, su celo religioso y, más que nada, el ansia de mayores conquistas, los impulsaron a lanzarse a nuevas aventuras. Velázquez llamó acertadamente a San Cristóbal de La Habana "la llave del Nuevo Mundos, pues de allí salieron famosos capitanes que, por sus victorias o sus desgracias, dejaron huella en los anales de la historia, plena de glorias y peripecias, de la conquista de estas tierras.
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